jueves, julio 13, 2006

En la Biblia


Nabucodonosor, rey de Babilonia tuvo un sueño.


Mandó llamar a sus adivinos: “' interpretadme el sueño que he tenido! ” “¡ A sus órdenes, Majestá!”

Interpretadme, pues el sueño

Eso vamos a hacer en cuanto nos lo cuente usted, excelentísimo"

Nabucodonosor mostró toda la furia de que era capaz: “¿¿¿¿Contaros el sueño???? ¡¡¡¡ Por supuesto que no!!!!

¿ Qué arte de sueñadores es ese vuestro? ¿qué confianza me da?
Escuchad, atentos: si ese don excelso
que decís que tenéis alcanza a la verdá,
¡sabréis cual es mi sueño, sabréis la verdá entera,
no solo la mitá, qué cosa signifique, sino que el sueño mismo!.
Quiero que me contéis el sueño que he tenido
y lo que significa”.

Majestá”, respondieron,
eso que nos pedís excede nuestros límites. Para construir
nuestra respuesta necesitamos..”

“¡¡¡Basta, chusma agorera!!! ¡Buscáis, como hacéis siempre, ganar tiempo
y endilgarme al cabo un oráculo falaz de mucha sutileza
con el que tenerme contento y al que poder recurrir
mañosamente cuando lleguen los tiempos, y “Majestá”, decirme
todo sucede tal y cual os lo anunciamos: esto al derecho
y eso al inverso; esto evidente y eso simbólico, pero
si bien pensáis, ya todo predijimos
”!.

¡¡¡No es eso lo que quiero.!!! Yo os exijo certeza. Conocer el futuro y la causa
de estos tiempos presentes, y qué será de mi. Hacedlo y viviréis.
Fracasad y ¡a la hoguera!.”

Estos hechos se cuentan -si bien con otras palabras- en “David”, en la Biblia, .
Testimonian el hambre de los hombres por saber lo que no alcanzan,
Y nos cuentan como ciento ochenta años antes de Cristo (que es la fecha de redacción que se le atribuye) ya los había que se declaraban hartos de la indeterminación que alcanza la adivinación de los sueños.

Ahora bien:

¿Amenazar adivinos es un método eficaz para que la realidad se nos muestre en la forma en que nos da la gana imaginar?

¿Quejarnos, maldecir, expresar nuestro hartazgo, son maniobras que modelan el tejido de lo que existe y nos lo sirven vestido de formas deseables?

¿Tiene siquiera sentido anhelar que lo invisible nos sea revelado?

(Al final llega el protagonista, que era David, y Yaveh le chiva la respuesta; el relato se precipita por lo más previsible y gana en lo panfletario lo que pierde en el suspense...)