domingo, junio 15, 2008

Luciano de Samosata 2



"Todavía veo las imágenes y escucho las palabras de aquel sueño..." Dos mujeres le tomaban, una de cada mano, tirando en direcciones opuestas con gran violencia. La una tenía "el aspecto de una obrera, con resgos varoniles, el cabello suelto, las manos llenas de callosidades, el vestido remangado y lleno de polvo". Era la Escultura. Le prometía buena alimentación, fuertes hombros, fama fundada en obras materiales y mensurables. Le aseguraba que, si le prefería a ella, quedaría libre de la peste de la envidia y le mantendría viviendo en su hogar, con sus deudos. Y se expresaba con gran entusiasmo, en un lenguaje coloquial y "lleno de barbarismos".




La otra se llamaba Paideia, la Educación -Alcina nos explica que la entenderemos mejor si pensamos en ella como "la Retórica-. Le ofrecía fama, mesura, sabiduría, autoridad entre los hombres, gloria, prudencia, justicia, dulzura, equidad, fortaleza y amor a la belleza y entusiasmo por todo lo honorable. Esto le ofrecía, con palabras aladas, bellas y sugerentes




Tiempo le faltó a nuestro personaje para decidirse por la chica guapa y lanzarse a sus brazos.
Y la chica guapa ("La Chica por antonomasia, como La Chica de las películas), va y le premia
con un viaje por el universo durante el que todo le muestra y, además, le da unas ropas preciosas.
Y aún más: La Chica habla con el padre del Chico, le expone la situación con su autoridad de Arquetipo bien patente y lo deja calentito para, al día siguiente, aceptar la decisión de su retoño. El cual se hizo retórico y cosechó en vida una fama discretita, pero fué repescado siglos después con el éxito que antes expuse.


"Alguien, mientras yo estaba hablando exclamó: ¡Por Heracles, qué sueño tan largo y tan parecido a un juicio! Y otro le interrumpió: "Es un sueño de invierno, cuando las noches son largas..." Alcina nos hace partícipes de sus dudas: este sueño le parece más un cuento que un sueño real. No puedo estar más de acuerdo: no suena en absoluto a sueño, y sí a parábola. Se valió Luciano de este recurso para recordar con humor y cariño sus años infantiles y para explicar que, a pesar de venir de familia pobre, tuvo acceso a seguir su vocación filosófica, moral y profesional.


Todo un ejemplar para mi colección de Sueños Falsos.

No hay comentarios: