lunes, enero 12, 2009

Sin Enrique

+.- Quiero manifestar que no he entendido absolutamente nada de todo ese jaleo de los símbolos y los números. Quiero decirlo alto, claro y con cierta altivez. ¡Que se sepa!
*.- No solo es usted muy libre y tiene usted perfecto derecho a manifestar tal cosa; to mismo, que soy quien lo ha subido al Blog, tampoco he entendido ni papa.
+.- ¿de veras...?
*.- Absolutamente de veras. Le diré que conozco estas líneas de Lezama Lima desde hace treinta años, y jamás he comprendido qué querían decir, ni el porqué de series de imágenes tan raras, en las que se repiten motivos incomprensibles al mismo tiempo que no se incluyen otros casi obligatorios; las series del 7, por ejemplo. Venga tubos musicales chinos y ziggurats babilonios y se deja fuera la osa mayor, las siete notas, los siete colores, los siete durmientes...
+.- pues me alivia usté, ¿sabe?, estaba yo en que no entendía y...
* No los subí para ser entendidos. Los subí como poema, para ser escuchados. Venga, vamos a leerlos juntos. Vea qué 1 tan cortito y tan escueto. Vea como, cuanto mayor el número, más cosas se dicen de él y más engordada está la gramática. Escuche cómo culmina, tin, tan, tan... tin, tan, tan... tannnnnnnnnn.......... Eso es todo.
+.- ...y, ¿el autor, dice que es...?
*.- José Lezama Lima. Salía en "como agua para chocolate", no sé si se acordará. Fué un cubano solitario, que no llegó a viajar nunca, y que tenía un mundo propio -como cada quisque- y muy especial. Ya vé, que sus protagonistas se llaman Cemí y Fronesis -y en la página siguiente se sumará Foción-, y teniendo 16 años hablan así, mezclando con soltura lo egipcio, lo babilonio, lo griego, lo chino... De ese mundo propio sacó Lezama las listas de asociaciones de los números; es, pues, fácil que a usté y a mí nos resulten incomprensibles, si bien estaría mejor dicho "nos resulten ajenos". Pero el caso es que siempre me ha gustado ese lamento inicial "si al menos nos enseñaran a contar, aunque fuera del Uno al Siete", y ahí está, para los restos.
Lezama nunca salió de cuba. Tenía una hermana, Eloísa, a la que adoraba. En 1970 necesitó el poeta unos zapatos y le escribió a su hermana, entonces en Miami, para ver si podía ayudarle en tal trance. En algun cajón quedó la carta, que incluye un dibujo de sus suelas y un poema. Así pedía zapatos Lezama Lima, autor de Paradiso.























+.- Quiero que volvamos al Blog de siempre. por favor, muéstreme un sueño.
*.- De acuerdo. Le voy a mostrar uno que me contaron tras unas Navidades. Se titula "Sin Enrique"

..."Me desperté la noche del 6 de Enero con un claro recuerdo de lo que estaba soñando. Mientras lo repasaba dí con la tónica de cuanto estaba sucediendo, y me vino un título:
“Sin Enrique”. Después, volví a dormirme, y cuando sonó el despertador, lo que me quedaba claro era el “sin Enrique” del título, porque los detalles se esfumaban con la vuelta a lo cotidiano.

Pero el título me sirvió para reconstruir el contenido del sueño, que era como sigue:
Eran los días de Navidad, y yo y los míos desarrollábamos actividad tras actividad en consonancia con las fechas. Movernos, visitar, asistir a reuniones amistosas y familiares... todo ello con el mejor temple, sin una mueca de disgusto. Todo iba , pues, por sus carriles, solo que constantemente sucedía que no había forma de quedar con Enrique. O se había ausentado, o llegábamos tarde, o no podía ser esa noche... Nada grave: para otra ocasión sería. Solo era que todo estaba bien, pero sin Enrique. (Enrique es mi amigo.)
Estar con Enrique hubiese supuesto estar reunidos con margen para la sorpresa; ya no sería sólo que yo/nosotros hacemos, sino que, tal vez, Enrique, con sólo estar allí, nos obsequiaría con su presencia y bien podría nacer así una idea, un plan... Lo pasaríamos bien. ... Sólo era cuestión de estar con él, pero estar con él era, de alguna manera, ser por un rato chavales ante un mundo por desenvolver de su paquete de regalo.

El sueño, resumía el último día de Navidad lo que habían sido aquel año las vacaciones de invierno: Todo bien, pero... sin Enrique.
No me imagino un resumen más acertado ni más sintético de los hechos reales. ¡Y eso quedurante las fiestas ni siquiera sopesé la posibilidad de citarme con Enrique, que vive fuera de mi alcance!.
¿Cómo pudo ocurrírseme una imagen tan ajustada?”


1 comentario:

Unknown dijo...

Ahhh...
Por fin salió Lezama...
Guardo con mimo esta misma letanía de los números en sus tarjeticas de Paradiso Libros.