miércoles, diciembre 02, 2009

A ver si Tatana me escucha, 2 de 4

.- Una red he tejido y en ella me he enredado.
Lo sé porque me noto entorpecido.
Un día decidí echar a andar un Blog
y eché a andar, inseguro, y llegué pronto adonde quería,
y descubrí que ya no estaba en casa y que disponía de una libertad absoluta
y me puse a jugar, es decir, a crear. Hace de eso ya cuarenta meses.
Y ahora, para, abandonar, me cuesta. Me cuesta como cuesta esperar la cola en el cine,
o como conseguir el pasaporte cuesta paciencia y sonrisas. Antes no había nada
y ahora hay un peaje. He construido una garita de aduanas en mí mismo.
Voy a desactivar de inmediato el marcador de visitas -que está en 24.870, ¡en 24.870visitas! Mi gloria, mi asombro, mi sorpresa, el clavo en el que me engancho! Ya está hecho.
Solo ante mí he de dar cuenta de esta producción. Y, lo sé, he llegado a sentirme como si tuviese que dar cuentas a no-sé qué-o-quienes.
Sin excusas: o recupero la libertad o cierro el Blog.
Libertad quiere decir, aquí, para mí, en esto, subir material solo cuando lo siento como necesario.
He llegado a hacerlo “para no faltar”, “para que no se pierda el ritmo”, para que nadie, en resumen, deje de visitarme, para poder seguir viendo como me enriquezco con otra y otra y otra visita.
Me conozco lo suficiente como para saber que estoy diciendo la verdad.
Me sobran materiales almacenados. Poemas, ilustraciones, sueños antiguos. Puedo barnizar páginas lindas con ese producto. Se trata de otra cosa.
Este es otro momento. Parece mentira, pero yo soy bien capaz de dar prioridad a algo como esto, algo que bien puede terminar convirtiéndose en bacalao rancio, antes de a las necesidades actuales, recién aparecidas; incluso aunque estas están cargadas de la motivación de la novedad. Yo me he hecho un hábito, y yo me resisto a abandonarlo.
No cierro el Blog, que es mío y yo me lo he ganado, y me sirve para pensar y para hacer el gamberro; y para hacer gestos con los que me imagino que quien lo lea disfrutará y pensará de mí “¡Qué tío tan (táchese lo que no proceda: listo, inteligente, leído, selecto, salvaje, imprevisible, ácido, sensible, excéntrico, estudioso, sutil, generoso, raro, especial...)!”
Ante mí me lo digo: deja de convertir la creación en otra cosa. Recupera tu soledad. Recupera tu libertad. ¡Es una orden!.

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