miércoles, marzo 17, 2010

un sueño sanador

“Traed el sueño a la vida”, aconsejaba Fritz Perls
“no será pensando acerca de vuestro sueño como
aprehendereis su esencia”


"fíjate en los detalles", me aconsejaba a mí mismo, "fíjate en los detalles. ...Esto no es un sueño,
así que sigue las instrucciones: fíjate en los detalles. Por ahí se va, ¿ves, ves qué preciosas son esas hojas? No las reconozco, tan grandes: parecen hojas de Begonia, pero crecen demasiado alto... y tienen forma de alas de mariposa... y podría fijarme en ellas, pero sigo paseando: tampoco voy a detenerme en cada detalle visual que perciba!... sigo... un perro, dos perros... ahí viene el mayor, ¡fíjate en los detalles, ¡Enfocate en los detalles! ahí viene, ¡qué incómodo me pongo cuando se me viene un perro! me enfoco, lo enfoco-(pero puede suceder que venga y se desvíe, o que se detenga, o que se me lance encima!) lo enfoco, acepto al perro, me viene juguetón... ¡ha habido suerte!.

Hay multitud de personas medio disfrazadas: debe ser una nueva moda sanferminera,
porque todavía no he visto a nadie de blanco y rojo... pero esa es la calle González Tablas,
donde estaba la Residencia de estudiantes... Mira, a esa le conozco, ¿Qué, de curso por aquií?

¡Sí, he venido con unas amigas... Ana también tiene curso,
¿vamos juntos hacia la plaza? Vamos...

Es hora de buscar donde comer. Aquí se está bien. Y por lo visto yo mismo había hecho la reserva... ¡A ver, parece que aquellos van a cantar... ¡sí, cantan. Estupendo ambiente... Que cantan otra vez... ¡ahora cantaremos todos!”

Así discurrió este sueño mío. Abrí los ojos: la luz, que medio mes atrás racaneaba su aparición, entraba generosamene entre los visillos.

Venía de una temporada de sentirme dens, apagado, desanimado, saturado. Además, un par de días antes, tuve una distensión allá por la cadera, la ingle y la cabeza del fémur. Me he visto a diario desacertado, endeble, fatal.

Puede ser que ayer tocase fondo. El caso es que este sueño me trasmite un airecillo interior

-y ha sido un sueño mucho más largo que lo dicho: viaje de días, hoteles, horarios, ropas, organizaciones; con Ana, Unai y Nerea; tranquilos y discutiendo, pero sin perder el rumbo, con un control liviano y seguro por parte de todos; y la larga y tranquila caminata que, debiendo desembocar en el local de trabajo, me permitía pasear entre unas huertas, saludar a gente desocupada que jugaba con un balón, contemplar las matas y los muros del sendero, hermosamente viejos, y ser cortés con paseantes que a su vez eran corteses conmigo...


Y el saber que no era un sueño, de puro natural y cotidiano, y de cómo eso quería exactamente decir que sí que era, precisamente, que estaba soñando, cómo no. Y ese dirigirme a mí mismo y aconsejarme, súbito, clarito, algo que nunca ha estado verdaderamente a mi alcance "fíjate en los detalles, así se enfocan los sueños..."

Al desayunar, ese airecillo se ha trasladado a la zona vigil: al ir a tomar una galleta, he percibido la distancia, el espacio, el tiempo entre mi sitio y el de esa galleta; y adelantar brazo, antebrazo y mano hasta alcanzarla ha tenido algo de inédito, de recién creado, de Ahora, Aquí.


Grita para mí, fritz Perls, que soy mucho cazurro y me especializo en malograr buenas ocasiones. Porfa, porfa...

¡Traed, trae el sueño a la vida, puñeta! ¡No es pensando en los sueños como aprehenderás -como te apoderarás,
como integrarás, como asumirás-
su esencia, vuestra esencia,
tu esencia,
mi esencia!.

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