lunes, junio 07, 2010

un carrito perdido, un sueño rescatado



---me contaron...

voy andando por la calle, de mañana... un pensamiento anticipatorio -este verano, en el pueblo, bien puedo salir a pasear por la carretera por la noche- hace una conexión con los sueños de la noche anterior... conexión fugaz... se va... intento atraparla, repito la secuencia, no viene nad...

¡sí, ahí está,


...carretera, coches, camiones, una cuesta... una cuesta: voy andando, tranquilo, y llevo un carrito de compra, cargado, y por un solo instante lo suelto; lo suelto como lo haría en un lugar plano y seguro, pero es que estoy en lo alto de una cuesta, y el carrito se precipita carretera abajo,
más y más rápido -y ¡qué susto, ¿y si sube un coche y se encuentra ese bólido bajando a toda mecha contra él- pero son unos segundos y, por suerte, ningún coche aparece; el carrito, cuando llega a una curva pronunciada, se sale de la carretera y vuelca en la cuneta: así lo veo en la distancia. Bueno, me encojo de hombros: tendré que ir a por ello...

Al mismo tiempo estoy terminando unos días de descanso, y A. me ha
prestado su casa. Una casa ajena pero cómoda, bonita, con un jardín, y con sus peculiaridades: algunos rincones están llenos de humedad.

Es de noche cuando, acompañado, bajo a buscar el carrito. Se ve poco: la chica que me precede conoce mejor el paraje, y yo le sigo. Se adivina un río cercano. El suelo es como arenoso, me digo, y me felicito: mejor que un suelo firme y seco para andar buscando... no lo hay; y en ese momento hundo el pié hasta la rodilla en una especie de limo fino que cede a mi paso. Saco la bota como puedo. Me voy a cambiar de zapatos.

En la casa, los rincones húmedos se están multiplicando. Hay zonas cuadradas literalmente repletas de líquidos, de líquidos sucios, como orgánicos, restos de fiestas... en fin, cada casa es cada casa, me digo, y vuelvo a la ribera.


No es tan fácil encontrar el carrito como pensaba... La orilla del río es difícil de andar. Buscamos.Hay grandes troncos y algunos camiones y furgonetas allí apilados. Buscando, he de apoyarme en alguna parte: me apoyo en un coche que se empieza a deslizar y toca a un camión, y este al autobús... y todo se mueve, y se va al medio de la corriente, y se cruza en el río formando un dique...

En la casa, han aparecido nuevas zonas sucias. Por no dejarle así la casa a mi amigo, empiezo a pasar la fregona, pero la fregona se empapa de esas sustancias con sólo pasarla una vez. Los cuadrados húmedos son de colores distintos: uno verde, uno naranja...
Sigo más o menos tranquilo en medio de todo esto

Así se abren los sueños cuando les da la gana...


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